Una Firma Digital proporciona una capa de validación, que funciona hoy en día como un elemento estándar de conjuntos de protocolos criptográficos, comúnmente utilizados para la distribución de software, las transacciones financieras y el software de administración de contratos.
 
Las Firmas Digitales se basan en tres conceptos:

 

Con una firma digital correctamente implementada, cualquier modificación en el mensaje después de la firma invalida el proceso, haciéndolos más difíciles de falsificar que el tipo manuscrito y limitando la propiedad a un usuario específico, asegurando que la integridad del mensaje no se modificó y evitando que el firmante reclame que no firmó un documento (no repudio de origen). Al ser aplicado a un documento completo, la firma digital en la última página puede indicar si se han modificado los datos en cualquier página. Este mayor nivel de confianza en la autenticidad es especialmente determinante en los contextos financieros.
 
A medida que las organizaciones se alejan de la documentación y los procesos en papel, adoptar las firmas digitales es el siguiente paso para proporcionar una calidad superior en seguridad, identidad y eficiencia con respecto al estado del documento electrónico, al reconocer aprobación, consentimiento y verificación.

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